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Un grupo de activistas ha denunciado la falta de rigor y credibilidad en la asignación de los galardones "Banderas Azules", acusándolos de ser premios que se enfocan solo en aspectos turísticos sin realizar inspecciones rigurosas o evaluaciones precisas sobre el estado medioambiental de las playas. Estos galardones, otorgados en España por la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac), se critican por no tener aval técnico, científico ni administrativo de la Unión Europea y ser promovidos por asociaciones privadas ligadas a empresas turísticas, contando con la complicidad de gobiernos autonómicos y locales.

Se señala que las analíticas realizadas por la Consejería de Salud, que fundamentan la concesión de estos galardones, solo identifican microorganismos fecales y aspectos visuales, dejando de lado sustancias peligrosas como hidrocarburos y metales pesados, además de ignorar el impacto erosivo del cambio climático en las playas.

El acto simbólico de colocar una "Bandera Negra" en la playa de Cortadura en Cádiz el 1 de julio de 2023, refleja la oposición a la destrucción del sistema dunar por un carril-bici innecesario que recorre de El Chato a Torregorda. Este tipo de protesta pone de manifiesto el descontento con la gestión ambiental deficiente que, según los críticos, promueven los premios de "Bandera Azul".

Entre las playas cuestionadas se encuentran La Costilla en Rota, por vertidos puntuales y la presencia de chiringuitos en los cordones dunares; Fuentebravía en El Puerto de Santa María, por construcciones en la playa y problemas recientes de contaminación fecal; y Cortadura en Cádiz, afectada por la erosión y proyectos de infraestructura cuestionados.

También se menciona a Santa María del Mar en Cádiz, donde los problemas de erosión han sido tan severos que recientemente se ha requerido una intervención judicial para reparar un colector de aguas pluviales. En Chiclana, la playa de La Barrosa enfrenta desafíos por urbanización desmedida y proyectos hoteleros que superan la capacidad de carga del entorno.

El Palmar y Getares son otras playas destacadas por problemas de urbanización ilegal y pérdida crónica de arena, respectivamente, y las playas de San Roque, Alcaidesa-El Faro y Cala Sardina, a pesar de su valor ecológico, sufren la invasión de aparcamientos y chiringuitos que alteran su naturaleza.

Los activistas hacen un llamamiento a los municipios costeros para que abandonen la persecución de estos galardones y se centren en enfrentar desafíos mayores como la subida del nivel del mar y la depuración completa de las aguas residuales, elementos cruciales para la preservación de los entornos costeros frente al cambio climático.

 


 

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