Investigadores del grupo Inteligencia Emocional de la Universidad de Cádiz han realizado un estudio acerca de los hábitos de consumo y el conocimiento de los jóvenes gaditanos sobre el vino del Marco de Jerez. Coordinado por el profesor Serafín J. Cruces Montes, del departamento de Psicología, este estudio ha sido publicado por la prestigiosa revista Foods, que lanza mensualmente el Multicidisciplinary Digital Publishing Institute (MDPI).
En concreto, este trabajo se ha centrado en analizar las preferencias y el interés sobre el mundo del vino de los jóvenes del sur de España, así como la influencia que ejercen sobre su opinión otros factores como el precio, el sabor o el valor de la marca. En este sentido, los autores han explicado que han puesto el foco en “investigar la importancia atribuida a las diferentes características del vino de Jerez y sus variedades, teniendo en cuenta la segmentación actual del consumidor, así como su conocimiento sobre el mundo enológico”.
Para ello, se ha contado con la participación de 1.502 personas, de entre 18 y 30 años, de las que 1.407 son consumidores de vino. Según los resultados de la investigación, el 93,7% del total de los jóvenes encuestados beben o han bebido vino del Marco de Jerez, aunque en líneas generales con una frecuencia esporádica de una vez cada tres meses.
Asimismo, atendiendo a las diferentes variedades de sherry wine o vino de Jerez, los datos señalan que el Fino y el Manzanilla son los preferidos entre los consumidores con un porcentaje de consumo del 77,96% y el 76,83% respectivamente. El Pedro Ximénez se sitúa en la tercera posición de los más consumidos, aunque con gran diferencia respecto al segundo. Por su parte, el Amontillado, el Oloroso y el Palo Cortado son los vinos menos elegidos entre la población joven, ya que representan porcentajes de consumo entre un 60% y un 30%.
En cuanto a diferencias reseñables en relación al género, se encontró que en general “los hombres suelen beber más vino tinto mientras que las mujeres se decantan más por el vino blanco”. Por otro lado, la investigación concluye que un conocimiento e interés previo sobre el ámbito enológico juegan un papel fundamental en la elección y el consumo. De hecho, “nos ayudan a predecir la intención de compra. Nuestros resultados muestran que las personas que tienen más experiencia relacionada con la cultura del vino o el mundo del vino, consumen más vino de Jerez, en todas sus variedades”, como constatan los investigadores.
Asimismo, respecto a las preferencias de consumo, las conclusiones que se extraen de este estudio “presentan una tendencia a priorizar los factores intrínsecos del producto, (sabor, aroma, graduación, etc.) frente a los factores extrínsecos (embotellado, etiquetado, precio, etc.)”. Según los investigadores, “para explicar esto, debemos tener en cuenta que la población de estudio es de una región vitivinícola, por lo que podrían considerarse como consumidores con cierto nivel de conocimiento, así como con alta participación y criterio a la hora de decidir”.
Otros factores que determinan las preferencias de los consumidores
Otras características específicas como el aroma, el sabor, el precio, la marca o el color también se sitúan como valores determinantes en la percepción y preferencias de los consumidores. Es más, estos investigadores de la Universidad de Cádiz señalan que “por ejemplo, el gusto y el olfato son un indicador de ‘compromiso’ con el producto; el precio es un factor esencial para los más jóvenes; y la marca es otro valor importante porque se relaciona con las expectativas del consumidor asociadas generalmente a la publicidad”. Con respecto a los tipos de vino, los datos proporcionados por el estudio muestran que tanto Fino como Cream se consumen principalmente por su sabor, mientras que Palo Cortado y Pedro Ximénez, por su color. De otro lado, el consumo de Amontillado y Manzanilla obedece más bien a su atractivo precio en el mercado, mientras que el Oloroso se adquiere principalmente por la reputación obtenida gracias a los premios recibidos.
Los investigadores consideran que “estos hallazgos pueden ayudar a las bodegas españolas a concentrar sus esfuerzos en ciertos aspectos comerciales, adaptando las estrategias de venta específica para cada tipo de vino según los comportamientos de estos jóvenes consumidores, al tiempo que se crea una campaña de marketing especializada para la variedad de vinos presentados por el Marco de Jerez”.
A pesar de que debido a la crisis del COVID-19 se ha pospuesto una parte del diseño experimental que se venía llevando a cabo, cabe destacar que el equipo de investigación tiene registrada una escala actitudinal del vino para el estudio del consumidor (WASCR). A través de dicha escala se desarrollará un estudio sobre la evocación emocional de los vinos del marco, así como su identificación y valoración por parte de expertos y no expertos, y el desarrollo de medidas biométricas a través de fijación pupilar en relación con el acto de compra, entre otras líneas abiertas dentro de la temática de investigación.
Junto al investigador Serafín J. Cruces Montes, los autores de este estudio son Ana Merchán Clavellino, Antonio Romero Moreno y Alberto Paramio Leiva, pertenecientes al grupo de Inteligencia Emocional (HUM-843). Este trabajo se ha desarrollado en el Instituto de Investigación para el Desarrollo Social Sostenible (INDESS) de la UCA y ha sido financiado por el Vicerrectorado Política Científica y Tecnológica, a través del Plan Propio de Investigación y Transferencia. En la actualidad, los investigadores se encuentran en proceso de búsqueda de financiación y socios o entidades colaboradoras para, además de expandir los objetivos del proyecto, potenciar formatos OTRI tan relevantes para la conexión universidad-empresa en la actualidad.
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