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El fallecimiento de José Parrado Grimaldi, conocido cariñosamente como Pepe Parrado, a los 72 años, ha sumido en la tristeza al sector de la hostelería de Cádiz. La noticia del deceso de este destacado hostelero, mientras se encontraba en Tenerife, se ha conocido en la mañana de este domingo 10 de marzo.

Pepe Parrado, propietario del renombrado Bar Mari y Jose en la Avenida María Auxiliadora, era una figura emblemática en la ciudad, reconocido por sus excepcionales habilidades culinarias, especialmente en la preparación de caracoles, un plato que se convirtió en un emblema de la gastronomía local bajo su experta dirección.

La historia de Pepe Parrado es la de una vida dedicada a la pasión por la cocina y el servicio. Nacido en Medina Sidonia, llevó la influencia de su tierra natal a la vibrante escena culinaria de Cádiz. Desde muy joven, Pepe mostró un interés profundo por la hostelería, influenciado por su familia, particularmente por su padre, quien también fue propietario de un bar. Esta temprana exposición al mundo de la restauración marcó el inicio de lo que sería una distinguida carrera en la hostelería.

En 1963, con tan solo 11 años, Pepe emprendió un viaje que cambiaría su vida: se trasladó a Cádiz para unirse a la creciente industria hostelera de la ciudad. Su primer trabajo en La Bella Sirena, un conocido establecimiento de la época, fue el comienzo de una trayectoria laboral que se extendería por más de cinco décadas. Durante esos años, Pepe no solo perfeccionó su arte culinario, sino que también forjó una conexión inquebrantable con la comunidad de Cádiz, contribuyendo significativamente a la cultura gastronómica de la ciudad.

El Bar Mari y Jose, bajo la batuta de Pepe, se convirtió en un punto de encuentro para los amantes de la gastronomía, donde los caracoles se servían siguiendo una receta que había sido perfeccionada a lo largo de los años. Este plato, por el que Pepe era particularmente conocido, atraía a residentes y visitantes por igual, deseosos de experimentar el sabor único que había hecho famoso al bar. La dedicación de Pepe a la calidad y la autenticidad se reflejaba en cada plato que salía de su cocina, consolidando la reputación del establecimiento como un bastión de la cocina tradicional gaditana.

Pepe no solo era un maestro en la cocina, sino también una figura querida en la comunidad. Su participación como uno de los Reyes Magos en la Navidad de 2012 es un testimonio de su conexión con la ciudad y su gente. Esta distinción, otorgada por la Asociación de Reyes Magos de Cádiz, subraya el respeto y el afecto que la comunidad tenía por él, no solo como hostelero, sino como ciudadano ejemplar.

La noticia de su muerte ha sido recibida con gran pesar, no solo por sus familiares y amigos, sino también por los numerosos clientes y colegas que tuvieron el placer de conocerlo. Pepe Parrado deja tras de sí un legado duradero, una huella imborrable en la historia culinaria de Cádiz. Su vida y obra continuarán inspirando a futuras generaciones de hosteleros, recordándonos la importancia de la dedicación, la pasión y el compromiso con la excelencia.

 


 

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