El parque nacional de Doñana registró durante el mes de marzo un total de 145,3 litros por metro cuadrado de precipitaciones, concentrándose la mayor parte de estas en los últimos días del mes, coincidiendo con la Semana Santa. A pesar de este notable incremento, las lluvias llegaron tarde para influir positivamente en la invernada de aves, aunque se anticipa que serán beneficiosas para la temporada de cría de especies acuáticas. La acumulación total de lluvias desde septiembre alcanza los 404,4 litros por metro cuadrado, superando los registros de los tres años anteriores en estas fechas, pero aún por debajo de la media histórica, que excede los 500 litros por metro cuadrado.

Este año, las lluvias se han retrasado, siendo este marzo el segundo más lluvioso registrado hasta la fecha. La escasez de precipitaciones en meses previos ha tenido un impacto negativo en la biodiversidad del parque, con bajas cifras en el censo de aves acuáticas durante la invernada. Sin embargo, las recientes lluvias han permitido la inundación casi total de lagunas importantes como Santa Olalla, El Sopetón o la Dulce, ofreciendo un paisaje más esperanzador en comparación con años anteriores. La vegetación ha comenzado a recuperarse, lo que favorece a especies como fochas, calamones, somormujos, zampullines, cigüeñas y ardéidos.

Los datos recogidos por sensores automáticos de la ICTS-Doñana muestran niveles de inundación significativos en diversas áreas del parque, aunque aún existen zonas de marisma que no han logrado inundarse completamente. Esta situación refleja un problema de sequía que, según el último informe sobre el "Estado de la biodiversidad de Doñana" presentado por la ICTS-Doñana en febrero, ha afectado negativamente la vegetación y la fauna del parque durante más de una década.

Javier Bustamante, investigador de la Estación Biológica de Doñana y vicedirector responsable de la ICTS-Doñana, ha comentado sobre la situación actual: “Coyunturalmente, las lluvias han aliviado en parte los problemas de sequía más inmediatos, pero no solucionan el problema invisible de la sobreexplotación de las aguas subterráneas. Habrá que esperar al devenir de las precipitaciones y las temperaturas en los próximos meses para valorar su efecto en conjunto”. La expectativa es que las lluvias de primavera puedan contribuir significativamente a revertir los efectos de la sequía prolongada y mejorar el estado del parque nacional.

 


 

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