Habló de los tiempos en los que su padre y sus tíos fueron alumnos lasalianos. Sus tiempos como escolar en la Escuela de San José de su etapa como escolar y la hermandad como una verdadera institución lasaliana. Recordó a los mayores de la cofradía y por supuesto a su familia tan íntimamente ligada a la corporación.
No faltaron referencias a su devoción a La Estrella en una ofrenda que la planteó en prosa lírica y un romance para cada una de las partes en las que la dividió.
Fue el pórtico de cada año antes de que la Virgen se ofreciera a sus devotos, ocupando el centro del oratorio de la calle Porvera y vestida de reina de la misma forma que la veremos el Domingo de Ramos en el inicio de la Semana Santa.
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