El padre Feliciano Ruiz Gainzarain, un religioso marianista que dedicó gran parte de su vida al servicio del colegio San Felipe Neri y el Oratorio, ha fallecido en la comunidad marianista de Siquem en Madrid a la edad de cien años. Sus cien años de vida, marcados por la dedicación y la bondad, han dejado una huella imborrable en la ciudad de Cádiz.
Nacido el 23 de enero de 1923 en Argote, un pequeño enclave burgalés en Álava, el padre Feliciano inició su trayectoria como sacerdote marianista en Cádiz, donde ejerció como profesor en el Colegio San Felipe Neri de Extramuros hasta 1953. Después, fue destinado a Valladolid y Madrid, donde obtuvo la licenciatura en Filosofía en 1959. Continuó su labor pastoral en Ciudad Real y Segovia antes de regresar a Cádiz en 1966, al colegio de Puerta de Tierra, donde permaneció hasta 1976.
Después de estos años de intensa labor apostólica, fue enviado a Roma para una experiencia de formación y reciclaje. Regresó a Cádiz en 1977, esta vez al Oratorio de San Felipe Neri, y a partir de ese momento, Cádiz se convirtió en su hogar definitivo. En 1982, fue enviado nuevamente a su querido colegio de la avenida, en extramuros, y en 1988 comenzó un nuevo periodo de su vida, cruzando las Puertas de Tierra y regresando a la comunidad del Oratorio de San Felipe Neri.
El padre Feliciano también estuvo muy presente en la vida de las hermandades y cofradías de la ciudad, siendo director espiritual de la Archicofradía del Pilar y de la Hermandad Marianista del Santísimo Cristo de las Aguas. Antes de trasladarse a Madrid, vivió un tiempo en la ciudad ya jubilado. En 2013, el padre Feliciano fue reconocido con la distinción de Hijo Adoptivo de la ciudad de Cádiz, un homenaje a su profunda conexión con la comunidad marianista gaditana.
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