cines palomitas

FACUA-Consumidores en Acción ha llevado a los tribunales a Yelmo Cines por no permitir el acceso a sus salas con bebida y comida comprada fuera de sus establecimientos. La asociación ha interpuesto una acción de cesación en los juzgados de primera instancia de Madrid al considerar que la cadena incurre con ello en una cláusula abusiva con la que limita los derechos de los consumidores.

Yelmo Films SLU es la segunda cadena de exhibición cinematográfica del país, con más de 500 salas en 23 provincias. En la provincia de Cádiz cuentan con tres cines: En el Centro Comercial Bahía Sur (San Fernando), en el Centro Comercial Área Sur (Jerez de la Frontera) y en el Centro Comercial Puerta Europa (Algeciras).

En todos sus cines cuenta también con establecimientos de venta de bebidas y comestibles. En ellos vende productos a precios hasta 13 veces más caros que los que pueden encontrarse en otros establecimientos.

En sus cines, la cadena tiene carteles con el texto "la compañía no permite el acceso a estas instalaciones con alimentos y/o bebidas adquiridas fuera de Yelmo, reservándonos por tanto el derecho de admisión". Una advertencia que también realiza en su página web al vender las entradas.

La empresa pretende ampararse en el ejercicio de un supuesto derecho de admisión que, según advierte FACUA en su demanda, resulta contrario a la legislación. La asociación ha llevado estas prácticas ante los tribunales ante la pasividad de las administraciones competentes en el ámbito local y autonómico y tras sucesivas denuncias presentadas contra Yelmo en los últimos años.

En su demanda, FACUA argumenta que el servicio de ambigú no es la actividad esencial definitoria del cine, por lo que no puede ejercer ese derecho de admisión como si se tratase de un restaurante. La actividad de exhibición cinematográfica existe con independencia de que la empresa ofrezca un servicio de ambigú, no requiriendo a este para la existencia de aquel. Se trata, por lo tanto, de un servicio complementario y el motivo principal por el que los usuarios acuden a Yelmo es para ver una película, no para comprar comida o bebida.

Pero además, la ley madrileña de espectáculos públicos establece que "el derecho de admisión deberá tener por finalidad impedir el acceso de personas que se comporten de manera violenta, que puedan producir molestias al público o usuarios o puedan alterar el normal desarrollo del espectáculo o actividad". Así lo indica el artículo 24.2 de la Ley autonómica 17/1997, de 4 de julio, de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas.

FACUA defiende que el derecho de admisión previsto en la ley madrileña está expresamente diseñada para, precisamente, proteger a los consumidores y no para el uso indiscriminado e interesado de las empresas.

Asimismo, la asociación argumenta en su demanda que, al imponer a los consumidores que quieran comer o beber la compra de los productos en su propio establecimiento, Yelmo incurre en una práctica abusiva conforme a lo dispuesto en el artículo 89.4 del Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias. En él se define como abusiva "la imposición al consumidor y usuario de bienes y servicios complementarios o accesorios no solicitados".

Elevadísimos precios

Para poder consumirlos dentro de las salas, los consumidores se ven obligados a adquirir las bebidas y alimentos a la propia empresa. Con ello, les imposibilita lograrlos a mejores precios en un establecimiento diferente o que lleve los que él mismo haya podido producir. Hasta el extremo de que ni tan siquiera pueden llevar un recipiente propio con agua del grifo.

Los precios que ofertan los establecimientos de Yelmo tienen además márgenes de beneficio especialmente altos. Según puede verse en el menú de uno de los establecimientos de la empresa en Madrid, si el usuario quiere o necesita hidratarse durante la sesión, tiene que pagar hasta 2,70 euros por una botella de agua de 50 centilitros y 4,95 euros por una Coca-Cola de 50 centilitros. En un supermercado, una botella de agua mineral de las misma capacidad puede encontrarse desde los 20 céntimos y una botella de Coca-Cola de 50 centilitros por 1,39 céntimos.

 


 

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