El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación realiza un seguimiento semanal de las cestas de la compra y las compara con el mismo periodo del año anterior. En las actuales circunstancias de confinamiento se están registrando comportamientos inusuales en estas pautas de consumo. Y el Servicio Provincial de Drogodependencias (SPD), adscrito a la delegación de Bienestar Social de la Diputación de Cádiz, destaca el auge experimentado en la compra de cervezas, vino y bebidas espirituosas: con índices interanuales que superan el 50 por ciento y, en algunos segmentos, rebasando con creces el 70 por ciento.
Ante estas circunstancias el SPD de Diputación alerta sobre el riesgo de trivializar las consecuencias de un consumo excesivo de alcohol. Y en esa tarea de prevención es necesaria una actuación colectiva en la que intervengan las familias, agentes educativos, profesionales sanitarios y medios de comunicación. El abuso del alcohol, recuerdan desde el SPD, está asociado a más de 200 enfermedades y debilita el sistema inmunitario, justo en unas circunstancias tan nocivas como la actual pandemia.
El SPD coordina los centros de tratamiento ambulatorio (CTA) que se distribuyen en la provincia de Cádiz para atender a personas con problemas de adicciones. Desde que se decretó el estado de alarma el contacto con los pacientes es, mayoritariamente, telefónico. En esas consultas advierten un incremento de situaciones de crisis de ansiedad, estados de depresión e incluso ideas autolíticas (aquellas referidas a autolesiones).
Los CTA de Diputación asistieron a casi 6.000 pacientes en tratamiento frente a diferentes adicciones al cierre del ejercicio 2019. En dicho año los nuevos casos admitidos se cifraron en 3.439 (una vez agregados los registros de los quince centros públicos de la institución provincial más los puntos de asistencia en centros penitenciarios). Las admisiones por adicción al alcohol fueron 834 (con 672 hombres y 162 mujeres). El abuso del alcohol lidera la relación de tratamientos en las denominadas drogas legales, muy por encima de las cifras que reporta el tabaquismo, el juego patológico o las denominadas adicciones sin sustancia como es el caso del abuso de internet o del teléfono móvil.
El promedio de edad del paciente con problemas de alcohol se sitúa en los 47 años, si bien se estima que el primer consumo se ingirió con 16 años y la conducta comenzó a tipificarse como abusiva a los 28. En cuanto a sus modos de convivencia, 388 de las nuevos pacientes incorporados a terapia en 2019 viven con familia propia (un 46% del total de nuevas admisiones) y 198 (casi un 24%) residen con sus familiares de origen. Casi un 20 por ciento de estas admisiones –en concreto 162 casos- son pacientes que viven solos.
Los tratamientos frente al consumo abusivo de alcohol son, en términos cuantitativos, los segundos en la cobertura provincial de Diputación, únicamente superados por los casos registrados de adicción a la cocaína.
El responsable de la delegación de Bienestar Social de Diputación, David de la Encina, ha valorado las prestaciones de una red de profesionales “que garantiza la continuidad de los tratamientos gracias a una relación cercana con los pacientes, pese a las actuales circunstancias”. Además de asegurar ese vínculo con sus pacientes “mantiene el contacto con todos los recursos comunitarios disponibles: centros de salud, equipos de salud mental, ayuntamientos, juzgados, puntos de dispensación de metadona y albergues”.
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