Antonio Saldaña

En los años 70 una prestigiosa consultora estratégica norteamericana, el “Boston Consulting Group” definió una sencilla y muy útil herramienta gráfica para analizar el potencial de mercado de los productos sobre la base de dos únicas variables: la cuota de mercado y el potencial de crecimiento.

De esta forma se podía catalogar un producto como “incógnita” cuando apenas tenía cuota de mercado y nada se sabía sobre su potencial de crecimiento. Un producto “perro” es aquel que tiene una baja cuota de mercado y poco potencial de crecimiento, las deseadas “estrellas” que son productos con una importante cuota de mercado y gran potencial de crecimiento y los productos “vaca” que son los productos líderes con altas cuotas de mercado pero que tienen un nulo grado de crecimiento y que cada vez pierden más cuota de mercado si no se renuevan.

Dependiendo del tipo de producto y sus potencialidades las estrategias de inversión son diferentes. Si usted tiene un producto “vaca” no merece la pena que invierta en ella, lo más inteligente que puede hacer es ordeñarla hasta que deje de dar leche, algo que tarde o temprano terminará pasando. Es cuestión de tiempo y de cómo estén posicionado sus rivales en el mercado.

Y esta sencilla herramienta de análisis de mercado también se puede aplicar, como no, al panorama político y hasta puede funcionar.

En Andalucía, el PSOE ha sido la gran vaca sagrada del panorama electoral durante muchos años. Muchos años liderando el panorama político en Andalucía, muchos litros de leche repartidos por todo el territorio andaluz, en todos los sectores, capas sociales, pueblos y ciudades con el principal fin de que un nutrido grupo de andaluces y andaluzas siguiese adorando a la vaca sagrada. Muchos de los actuales dirigentes y representantes del PSOE en Andalucía no han tenido ni pasado ni antecedentes socialistas, ni obrero, ni se lo han planteado siquiera, ya que su principal afán ha sido mantenerse cerca de la vaca sagrada y el manantial de leche que emanaba de su grandes ubres. Esa ha sido, sin duda, la realidad de Andalucía, nos gustará más o menos admitirla, algunos querrán reconocerlo abiertamente y otros no, pero ha sido la realidad de nuestra tierra desde que la dictadura diese paso a la democracia. Treinta y cinco años después la vaca sigue dando leche.

Pero la vaca sagrada del PSOE ya lleva años que no da tanta leche. Concretamente desde hace 13 años ha ido perdiendo peso continuamente, elección tras elección y todo ello con independencia del resultado de sus adversaros políticos. Desde el año 2004 en el que el PSOE de Andalucía cosechara su mejor resultado con más de 2,2 millones de votos el desgaste de un régimen alargado en el tiempo se ha reflejado en cada comicio electoral hasta volver a niveles de apoyo electoral similares a los de hace 35 años. La vaca sagrada del PSOE se queda sin leche.

No obstante, no sería inteligente subestimar la capacidad de estrategia política de aquellos que han mantenido a una región controlada a pesar de liderar lamentablemente los índices de pobreza, desempleo y corrupción en Europa. Es evidente que la maquinaria del PSOE andaluz  no va a dejar que el negocio se le arruine y que la vaca sagrada se seque única y exclusivamente por el inexorable paso del tiempo.

El PSOE pierde votos por el tiempo y el desgaste del régimen y sólo puede hacer dos cosas para que la necrológica tarde más tiempo en escribirse: intentar arañar, aún más, los votos que le quedan a Izquierda Unida y conseguir que los apoyos que inexorablemente pierde por el centro y el centro derecha no vayan a parar a su principal adversario y única opción de cambio real, el Partido Popular. Ningún profesional de clase media y trabajadora que no esté vinculado al régimen del PSOE en Andalucía les va a dar su voto al PSOE, pero para ellos lo importante es que ese voto no vaya a parar al PP con el único fin de dividir los apoyos a la oposición y que la vaca, con más pena que gloria, siga dando leche.

Y esto es fácilmente identificable en el día a día del panorama político andaluz. Por un lado, el ofrecimiento a Diego Valderas del Comisionado para la Ley de la Memoria Histórica es un hachazo más para pescar alguno de los algo más de 270.000 votos que aún mantiene una Izquierda Unida en Andalucía hundida de muerte por su entreguismo histórico al PSOE. Y por el otro, la cancha de iniciativas y mediática que el PSOE le está dando a Ciudadanos con propuestas que llevan muchos años reclamando el PP con el rechazo rotundo del régimen y que sólo persigue evitar que los votos vayan a la opción popular. Como estrategia, impecable, otra cosa es que los andaluces caigamos en la trampa.

Debe usted saber que cada vez que desde la Junta de Andalucía el PSOE parece dar concesiones a sus actuales socios de gobierno, no están buscando mejorar nuestra tierra sino aplicar la máxima napoleónica de dividir los apoyos de los adversarios para que ninguno de ellos, por sí solo, puede superar el apoyo estructural de su régimen. No es que uno lo consigan, es que al otro le interesa que lo parezca para desgastar a la verdadera alternativa. El PSOE sabe que hay muchos sectores de la población que no le van a votar más, pero intenta evitar a toda costa que ese apoyo recale en el PP y para eso usa la figura de Ciudadanos, que se deja querer contribuyendo a que todo siga igual en Andalucía.

Si usted cae en la trampa, de apoyar al PSOE por fichar a Valderas o de no dar su voto al PP porque el PSOE hace parecer que quien consigue cosas es Ciudadanos, que sepa que está contribuyendo a mantener el régimen del PSOE en Andalucía.  La vaca se está quedando sin leche, pero en sus manos está que después de 35 años largos, deje paso a otra forma de hacer política. Quien caiga en la trampa de la división, será un contribuyente al mantenimiento artificial de la vaca sagrada del PSOE. La vaca se queda sin leche.


Antonio Saldaña Moreno

Secretario General del Partido Popular de Cádiz.
Diputado en el Parlamento de Andalucía.

 


 

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