La proliferación de la alga invasora asiática Rugulopteryx okamurae podría poner en riesgo la celebración de la tradicional Erizada del Carnaval de Cádiz. Así lo advierte un estudio del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa), que ha demostrado por primera vez los efectos negativos a largo plazo que provoca una dieta exclusiva de esta especie exótica en los erizos de mar Paracentrotus lividus, protagonistas esenciales del evento gastronómico gaditano.
La investigación, publicada en la revista 'Marine Pollution Bulletin', ha sido liderada por personal investigador del Ifapa y desarrollada en el centro Ifapa El Toruño. Durante 24 semanas, se alimentaron erizos de mar procedentes de lugares con distintos historiales de invasión con dos tipos de dieta: una estricta, compuesta exclusivamente por R. okamurae, y otra mixta, con un 50% de R. okamurae y un 50% de Ulva sp, también conocida como lechuga de mar. Se evaluaron parámetros como las tasas de ingestión, el peso relativo, la mortalidad, el índice de electividad de Ivlev y el índice gonadosomático (GSI).
Los resultados muestran que los ejemplares originarios de zonas con una invasión prolongada son más vulnerables a los efectos del alga. Estos individuos presentan un menor consumo de R. okamurae, mayores tasas de mortalidad, una pérdida de peso más acusada y una fuerte disminución de su capacidad reproductiva. En contraste, los erizos procedentes de áreas con escasa presencia del alga invasora consumen mayores cantidades de esta y presentan una baja mortalidad tras 24 semanas con dieta estricta.
El estudio también refleja que una dieta mixta mejora la respuesta fisiológica de los erizos, reduciendo los efectos negativos que provoca la ingesta exclusiva de R. okamurae. Esta observación abre nuevas vías para estrategias de conservación y restauración marina, apuntando que fomentar la disponibilidad de algas nativas en zonas invadidas podría mitigar el impacto sobre especies autóctonas. Además, los hallazgos respaldan la idea de que, ante una invasión biológica, mantener la diversidad alimentaria es fundamental para la resiliencia ecológica de los ecosistemas.
La propagación de Rugulopteryx okamurae en aguas costeras del sur de Europa representa un problema ecológico con consecuencias socioeconómicas destacadas. Desde su identificación como especie invasora en el Estrecho de Gibraltar en 2014, su expansión ha continuado por las costas atlántica y mediterránea, aunque hasta ahora los efectos prolongados sobre herbívoros nativos como los erizos de mar apenas se habían estudiado.
Este trabajo de investigación ha contado con la financiación de los proyectos Biokamurae I y II de Ifapa, cofinanciados con fondos europeos FEMPA.
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