Nicolás Maduro ha jurado como presidente de Venezuela para el período 2025-2031 en una ceremonia celebrada antes de la hora oficialmente fijada en la Asamblea Nacional en Caracas. El acto ha estado marcado por denuncias de fraude electoral por parte de la oposición y la comunidad internacional, que cuestionan la legitimidad de su reelección en las elecciones de julio de 2024.

Entre los asistentes al evento se encontraba Manu Pineda, político malagueño y dirigente de Izquierda Unida (IU) y el Partido Comunista de España (PCE), y además vinculado a Sumar. Pineda, en su calidad de secretario de Relaciones Internacionales del PCE, encabezó la delegación española presente en la toma de posesión. Antes del acto, expresó su apoyo a Maduro a través de redes sociales, afirmando: "Vamos pa'alante, compañero Maduro, conscientes de que la coherencia y la valentía tienen un precio, a veces muy alto. Pero no nos acobardarán, ni el odio, ni el fascismo, ni el sionismo, ni el imperialismo y sus lacayos. Viva Venezuela. Que vivan los pueblos dignos de nuestra América".

La ceremonia ha evidenciado el aislamiento internacional del gobierno venezolano, con la ausencia de la mayoría de los presidentes del continente americano y europeo. Solo algunos líderes, como el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, estuvieron presentes.

La oposición venezolana, agrupada en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), ha denunciado la toma de posesión de Maduro como un "golpe de Estado", alegando que ha usurpado el poder tras ser investido por un parlamento controlado por el chavismo, ignorando lo que consideran la voluntad popular expresada en las elecciones de julio de 2024. El líder opositor y considerado presidente electo por la comunidad internacional, Edmundo González Urrutia se considera el legítimo ganador de dichos comicios y ha afirmado que la PUD ha recogido el 85% de las actas electorales que demuestran su victoria.

A pesar de las sanciones internacionales y las acusaciones de fraude, Maduro ha defendido su legitimidad y ha prometido un periodo de paz y prosperidad durante su nuevo mandato. Sin embargo, la comunidad internacional sigue presionando por una mayor integridad democrática y respeto a los derechos humanos en Venezuela.

 


 

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