Selectividad / UCA

La Asociación de Estudiantes Contra la Precariedad (EeM), ha remitido una nota a Portal de Cádiz para visibilizar los resultados de una encuesta que ha realizado a más de un centenar de alumnos y alumnas de la Universidad de Cádiz sobre la teledocencia.

La nota íntegra se reproduce a continuación:

Desde la AECP-EeM de Cádiz, a través de las experiencias personales y de la realización de una encuesta realizada a más de un centenar de alumnas y alumnos de la Universidad de Cádiz, queremos mostrar nuestra visión de la forma de llevar la situación excepcional que ha conllevado el Covid-19.

En primer lugar, mencionar que la encuesta realizada tiene alumnado de diferentes facultades de la UCA, siendo la más representada la facultad de Ciencias a la que pertenecen el 22% de las personas encuestadas. Esta encuesta ha tenido lugar durante las últimas tres semanas del mes de abril.

Queremos comenzar con las cosas positivas que hemos visto. En más de la mitad de los casos se han readaptado las asignaturas para la consecución de los objetivos, aunque en muchos de estos casos impliquen el desconocimiento del alumnado del sistema de evaluación. También hay que destacar que el 32% de los encuestados consideran que la implicación de sus profesores es correcta o excelente, lo que nos hace ver que los problemas, que pasaremos a describir a continuación, vienen de más arriba.

El primer aspecto negativo a señalar es la información que ha ofrecido la UCA acerca del sistema de evaluación. El 83% de los encuestados consideran la información ofrecida como escasa o prácticamente inexistente. Consideramos que, un apartado tan fundamental para el alumnado como el conocer cómo será la forma en la que será evaluado debería haberse decidido con mayor claridad en un menor período de tiempo. Lo que vemos es que 4 de cada 5 encuestados no conocen cómo serán evaluados en la mayoría o todas las asignaturas que cursan. Esta incertidumbre también ha estado presente en cuanto a la forma de examen de las asignaturas del primer semestre, en la que además se ha obligado al alumnado a inscribirse antes del 15 de mayo para poder tener acceso a esta convocatoria.

Otra cuestión muy negativa es la capacidad del Campus para soportar la carga necesaria que implica la docencia virtual. Dos de cada tres encuestados consideran que la capacidad del Campus es mala o muy mala. Y esto se ve muy claramente cuando entramos a analizar las herramientas que lo componen. El 82% han hecho uso de BigBlueButton, el sistema de videoconferencias que está integrado en el Campus Virtual, y el 75% ha tenido problemas con las videoconferencias. Los problemas que ha dado BBB son múltiples y muy frecuentes. El más común es la sobrecarga que genera la caída del Campus o impide entrar en la sala de BBB. Pero los problemas de BBB no se quedan ahí, hay muchos más, como por ejemplo la imposibilidad de hacer uso del chat durante la llamada, no poder ver la pantalla compartida, bloquearse el botón de activar/desactivar el micrófono o no transmitir el sonido del profesor en la videollamada. Consideramos que el Campus Virtual no ofrece la estabilidad necesaria para aguantar una docencia virtual de este tipo. Entendemos que debido a estos problemas, parte del profesorado ha decidido migrar a otras plataformas, y nos encontramos que casi la mitad de los encuestados han hecho uso de Google Meet y el 34% ha hecho uso de Zoom.

Uno de los problemas más relevantes, graves y frecuentes que observamos es la adaptación de la docencia presencial hacia la docencia virtual. En primer lugar consideramos de gran gravedad el hecho de que a mediados de abril existieran asignaturas donde, directamente, el profesorado no haya hecho acto de presencia. El 64% de las personas encuestadas tenían al menos una asignatura en la que no se ha ofrecido ninguna vía alternativa a la docencia presencial. También consideramos preocupante que exista una gran cantidad de asignaturas que no haya adaptado el curso hacia la docencia virtual e intenta ofrecer exactamente el mismo contenido, como si siguiéramos en una situación de normalidad y sin tener en cuenta la situación de excepcionalidad que vivimos.

Echamos en falta una mejor coordinación por parte de la UCA que proporcione una respuesta conjunta sobre la adaptación de los temarios y la forma de dar clase. Hasta el momento todo ha dependido del interés individual de cada profesor por buscar la forma que piense más correcta de realizar la docencia virtual, pero no ha habido una respuesta coordinada y bien organizada que implique que todo el profesorado apueste por una alternativa estudiada y viable de dar la docencia virtual. Todo esto ha originado en una absoluta desorganización entre las asignaturas que ha conllevado a una sobrecarga de trabajo difícil de soportar en la actual situación de excepcionalidad. El 71% de los encuestados considera que no se está dejando suficiente tiempo para la realización de las tareas. Notamos una importante falta de empatía hacia el alumnado y una completa muestra de desconfianza. Algunas de las cosas que observamos es que las clases se han transformado en actividades a entregar en poco tiempo, habiendo menos explicaciones del contenido y más trabajos entregables, y los test online se han convertido en pruebas contrarreloj. El contenido práctico de las asignaturas está siendo impartido inadecuadamente o, incluso, ignorado.

Queremos ofrecer algunos datos y realidades sobre la situación del alumnado. El 35% de los encuestados no disponen de un espacio personal donde realizar la docencia virtual y el 23% tiene una mala o muy mala conexión a Internet. En la situación de confinamiento el alumnado pasa una gran cantidad de horas delante del ordenador, convive con una gran incertidumbre en cuanto al funcionamiento y evaluación de las clases y se requiere de una conciliación familiar y con las tareas del hogar excepcional. El 28% de los encuestados tienen a su cargo a algún familiar, sobre todo abuelas/os e hijas/os, imposibilitando un seguimiento normal de las clases y del ritmo de trabajo exigido. No se puede estar 4 horas seguidas delante del ordenador estando al cargo de algún familiar. Se ha vuelto habitual la reducción de las horas de sueño para poder compaginar toda esta situación, dando lugar a frecuentes episodios de estrés y ansiedad. Existe alumnado que la docencia virtual es completamente incompatible con las tareas de cuidados que debe realizar, quedando excluido del curso académico.

Actualmente la incertidumbre es lo habitual en la mayoría de asuntos, como por ejemplo, qué pasará con las prácticas extracurriculares, los problemas que puedan ocurrir en una defensa online del TFG, las matrículas para el próximo curso, la situación del CSLM...

En conclusión, consideramos que hay una opinión generalizada sobre que la carga de trabajo es excesiva teniendo en cuenta la situación excepcional con la que está conviviendo el alumnado, mostrando una falta de empatía hacia este. Echamos en falta una respuesta mucho mejor coordinada y común por parte de las facultades de la UCA para no responsabilizar del correcto funcionamiento de la docencia virtual exclusivamente a la individualidad de cada profesor. Requerimos una mayor flexibilidad y empatía hacia el alumnado que no dispone de los medios para el seguimiento adecuado y fluido de la docencia virtual. Se pide, pues, una mayor empatía del profesorado, que comprendan la gran variedad de situaciones que pueden estar viviendo y sé le ofrezca alternativas y facilidades al alumnado que esté en situaciones más difíciles.

Pedimos una mayor organización que establezca metodologías claras sobre la docencia virtual, con herramientas que funcionen y que soporten la carga, un sistema de horario para dar las clases que pueda ser compatibilizado con la situación excepcional que estamos viviendo, un mayor seguimiento del buen funcionamiento de las metodologías que se estén aplicando, una mayor cantidad de materiales educativos y explicativos en el Campus Virtual y una flexibilización en los plazos de entrega de las actividades que se proponen.

Así mismo, queremos que, de cara al curso que viene, se tenga en cuenta toda esta situación vivida a la hora de las matrículas, y que se planteen y estudien las opciones de ampliar el plazo de la matrícula actual para que el alumnado que no haya podido dar la docencia virtual no tenga que rematricularse, con los costes que ello conlleva, y que se tengan en cuenta los créditos pagados sobre asignaturas prácticas que no van a ser impartidos en este curso.

 


 

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