La peña flamenca Juanito Berrocal, en Medina Sidonia, acogió un homenaje póstumo al cantaor local Manuel Berrocal Herrera, conocido como "Manolo Perro". El evento tuvo lugar el sábado por la noche con la peña completamente llena de público, a pesar de coincidir con un partido del Real Madrid y la obra de teatro 'La risa en verso' de Pepe Viyuela.
Manolo Perro, fallecido el 20 de octubre de 1965 a los 37 años, fue recordado 59 años después de su muerte. Nació el 14 de enero de 1928 en una familia humilde y trabajadora. Era hijo de Juan Berrocal Calderón, conocido como "Juan Casao", y de Ángela Herrera Muñoz, llamada "Ángela Perro". Desde pequeño, Manuel trabajó recogiendo palmas y haciendo paceras en el campo junto a sus padres, y más tarde en la finca de Álvaro Domecq, en cuyo cortijo de Medina instaló tubos. También vendimió y cegó en Chiclana, y mientras realizaba estas tareas, sus compañeros paraban en el tajo para escucharlo cantar, con la anuencia del manijero.
Manolo Perro fue un cantaor que, a pesar de no dedicarse profesionalmente al flamenco, fue muy querido en su comunidad. Cantaba en los bares de Medina Sidonia, en bodas, bautizos y fiestas, con su lema personal: "si hay algo pa mis hijos voy". Tenía una voz muy peculiar, que le valió comparaciones con el Perro de Paterna, otro cantaor de gran prestigio. Una de las anécdotas más destacadas de su vida fue cuando la famosa actriz, cantante y bailarina Paquita Rico lo escuchó cantar en la esquina del "pellejero" durante el rodaje de la película 'Pueblas de Mujeres', protagonizada por Marujita Díaz. Paquita Rico quiso llevárselo a su compañía, pero su padre no le permitió dedicarse profesionalmente al flamenco, lo que habría podido cambiar su vida.
Manolo Perro dejó viuda a María de la Paz García García, conocida como "La Tonta de las tagarninas", y a tres hijos de corta edad: Juan Berrocal García, quien trabajó 39 años en el Cádiz CF y llegó a ser el máximo responsable de los porteros de las puertas de acceso al estadio Carranza. En la actualidad, Juan es el coordinador de los viajes de los aficionados de la Federación de Peñas Cadistas. Los otros hijos de Manolo Perro, Cati y Mari Ángeles, conocida como "Angelichi", eran muy pequeños cuando su padre falleció. Al morir, Juan tenía 11 años, Cati 9 y Angelichi solo 3. La familia atravesó dificultades tras su muerte. Su esposa sufrió de nervios, depresión y ansiedad, pero finalmente consiguió sacar fuerzas para salir adelante. Se trasladaron a vivir y trabajar en Cádiz, donde Juan y Angelichi fueron internados en un colegio, y Cati ayudó a su madre en las tareas del hogar.
El homenaje contó con actuaciones flamencas que rindieron tributo al estilo y legado de Manolo Perro. Entre los artistas participantes destacó Alejandro Berrocal, de tan solo 11 años, quien interpretó farrucas, tangos y fandangos. Cecilio Gamaza ofreció milongas, soleás y fandangos, mientras que Luis Maneo cantó soleás y un ramillete de fandangos de Huelva. El veterano Rufino de Paterna, quien compartió tablas con Manolo Perro en vida, ofreció fandangos abandolaos, bulerías, zambras y fandangos, acompañado en algunas de sus interpretaciones por la bailaora de Medina, Inma García Quirós. El presidente de la peña, Juanito Berrocal, también participó, cantando granainas, milongas y fandangos.
El evento culminó con la entrega de un cuadro bellamente enmarcado, que contenía una fotografía de Manolo Perro en su juventud. Este momento fue especialmente emotivo, con el público puesto en pie ovacionando. Los guitarristas que acompañaron a los cantaores fueron "Niño de la Escalerilla", de Paterna, y Antonio "El Niño", de Medina Sidonia.
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