El Belén Viviente de Medina Sidonia, celebrado en el barrio de Santa María, se transformó una vez más en un espectáculo de historia y realismo, atrayendo a miles de visitantes. Este evento, que alcanza su 19ª edición, se ha convertido en una tradición emblemática en la región, situando a Medina Sidonia en un lugar destacado en la celebración de los Belenes Vivientes en la provincia de Cádiz.
Este año, el barrio de Santa María fue meticulosamente transformado para recrear la región palestina de Cisjordania, lugar donde la tradición sitúa el nacimiento de Jesús. A pesar de las adversidades climáticas previas, con fuertes vientos de levante que afectaron incluso la estructura de la Iglesia Mayor, el evento se desarrolló en un ambiente de tranquilidad y belleza, gracias a las medidas preventivas tomadas por el Ayuntamiento, aconsejado por los técnicos del Consorcio Provincial de Bomberos.
El Belén de Medina Sidonia es conocido por su impresionante realismo y la fidelidad con la que recrea el escenario histórico. Las calles empinadas y los rincones del barrio alto de Santa María, adornados con detalles de la época, sirvieron como el escenario perfecto para este viaje en el tiempo. El evento contó con la participación de más de 300 figurantes de todas las edades, representando diversos personajes bíblicos y oficios tradicionales, desde carpinteros hasta soldados romanos.
Uno de los momentos más memorables de este año fue el nacimiento inesperado de dos corderos, un acontecimiento que añadió un toque de autenticidad y sorpresa al evento. Este hecho singular no solo capturó la atención de los asistentes sino que también fue ampliamente compartido en medios y redes sociales, destacando el realismo con el que se lleva a cabo este Belén Viviente.
El esfuerzo organizativo detrás del Belén Viviente es notable. Para garantizar la seguridad de los más de 20 mil visitantes esperados, se desplegó un Plan de Emergencias específico. Este plan incluyó la colaboración de diferentes cuerpos de seguridad y emergencia, como la Guardia Civil, el Parque de Bomberos de Medina Sidonia, la Policía Local y la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil. Además, se contó con el apoyo de ambulancias y un dispositivo de vigilancia privada para controlar el acceso principal al evento.
El impacto del Belén Viviente en Medina Sidonia trasciende lo cultural y se extiende al ámbito económico. Los negocios locales, incluyendo restaurantes, bares y puestos ambulantes, experimentaron un aumento significativo en sus ventas, beneficiándose del flujo de visitantes. Además, este evento promueve el turismo en la región, atrayendo a visitantes no solo de la provincia sino de otras partes del país.
El evento también destacó por su inclusión y accesibilidad. Se abrieron las puertas una hora antes para visitantes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y se dio prioridad a las personas con movilidad reducida. Aunque algunas calles del recorrido histórico no eran completamente accesibles para sillas de ruedas, se facilitaron áreas específicas para garantizar su participación.
La representación en las calles de Medina Sidonia incluyó una diversidad de escenas que capturaron la esencia de la vida en la antigua Palestina. Los participantes, vestidos con trajes de la época, recrearon el ambiente de un pueblo del próximo Oriente, con escenas que iban desde el trabajo artesanal hasta la vida cotidiana de la época. La atención al detalle en cada escena, desde el vestuario hasta los decorados, contribuyó a crear una experiencia inmersiva y educativa para los visitantes.
Este año, el recorrido se diseñó cuidadosamente para facilitar el flujo de visitantes y evitar aglomeraciones. Los organizadores implementaron un sistema de circulación en una sola dirección para los peatones, con una entrada oficial a través de una gran puerta romana construida por el artesano Ángel Sánchez Martínez, a quien se dedicó el cartel anunciador del evento a título póstumo.
El Belén Viviente no solo es una representación de un evento bíblico, sino que también se ha convertido en un símbolo de la identidad y el espíritu comunitario de Medina Sidonia. El evento es un claro ejemplo de cómo la tradición y la cultura pueden ser vehículos para el fortalecimiento de la cohesión social y el desarrollo local.
Fotos: Toté