Estimado Sr. Director
Una vez celebrada la vista oral del juicio por Despido/Cesión Ilegal y teniendo en consideración la carta al director escrita por mí, CESIÓN ILEGAL DE TRABAJADORES, para su publicación en Portal de Cádiz, con fecha 27 de agosto de 2020, considero y me veo en la obligación moral de hacer pública la siguiente rectificación, con ruego de publicación en los mismos términos y condiciones que la citada anterior carta:
Jose Luis Molina Lápiz no es ningún resquicio del pasado. Es el gerente actual de Eléctrica de Cádiz. Como dijo en el juicio, no nos conocemos personalmente aunque hayamos comido juntos o nos hayamos cruzado por las instalaciones. Mi lucha no es con él y me equivoqué. Particularmente no me cae mal, no sé lo que gana económicamente (vi una noticia sobre ese asunto en los medios) y la privatización de los servicios públicos entiendo que no es de su responsabilidad, si incumbiendo al consejo de administración.
No es justo para su familia ni para él haber puesto su nombre y apellido en un diario, aunque su puesto y cargo sean públicos. Los problemas que tengan los trabajadores de la plantilla de Eléctrica de Cádiz con sus respectivos juicios no pueden excusarme para atacar a él en particular. Y por supuesto no estoy al tanto de todos los problemas que allí puedan ocurrir.
Es cierto que no me explique con claridad, ya que en la mayoría de los casos que describí de los compañeros de la empresa subcontrata, el cliente (Eléctrica de Cádiz) no tenía constancia de las tropelías que ocurrían internamente a nivel laboral. Aquí si rompo una lanza a favor de la Gerencia y si es cierto que las instrucciones y funciones de nuestros puestos de trabajos eran de responsabilidad total de la Dirección Comercial. Así que desconozco el responsable de las “llamaditas”.
No se ha hecho justicia conmigo, sé perfectamente que hubo cesión ilegal y que mi despido no era procedente al poder ser reubicado en mi centro de Sevilla al no tener contrato que dijese que estaba en Cádiz. He perdido el juicio con Eléctrica de Cádiz y no voy a recurrir porque no tengo dinero y he gastado en esto el poco dinero y tiempo que tenía en pegarme chocazos contra un muro. Pero he aprendido varias cosas. La primera y más importante que, con salvadas excepciones, los compañeros de trabajo son compañeros. No te puedes fiar absolutamente de nadie (repito, salvo contada excepciones).
Otra lección aprendida es que un trabajador luchando contra tres grandes empresas, dos multinacionales y una de las grandes eléctricas del país, es una batalla completamente perdida. Si es cierto que las multinacionales contra las que he luchado no puedo realizar queja ninguna porque el dinero para el pleito se lo han sacado de su propio bolsillo. En cambio me duele que Électrica de Cádiz use el dinero de los gaditanos y gaditanas para defenderse y torpedear al trabajador. Que el Ayuntamiento en ningún momento se haya puesto en contacto conmigo es inadmisible, más cuando el color político saca la bandera a favor del trabajador y sus derechos. Pero ellos están más preocupados en cambiar nombre de calles y campos de fútbol.
Una última lectura: la traición. Esta vez no voy a dar nombres por todo lo expuesto anteriormente, pero ver como un amigo te clava el puñal por la espalda…Lo he hablado con él, fue todo cordial y no le guardo ningún rencor. Comprendo por qué actuó en el juicio de esa manera y también comprendo a las personas que pueden defenderlo. La gente no es mala, es mi opinión. Pero hay momentos que no somos conscientes (yo me incluyo y he pedido disculpas públicas a Jose Luis Molina Lápiz) que realmente no saben el daño que pueden llegar a repercutir sus acciones, y más cuando se tratan de amigos.
A no ser que me llegue alguna denuncia por lo expuesto aquí en la carta anterior, este ciclo termina aquí para mí. Me llevo de todo esto dos personas en mi corazón (no digo sus nombre para no perjudicarlas) que en estos tres años han sido fundamentales tanto laboral como de amistad. Y en el juicio, me defendieron. Aunque los caminos se desvíen se que siempre podré contar con ellas dos.
A.M.B.
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