Tiene 75 años, pero está hecho un 'shikillo'. Si hay un artista capaz de levantar a todo un Gran Teatro Falla hasta el techo de espectadores de todas las edades, de tirar un vaso lleno de agua sobre el escenario y ser aplaudido o de coger una batuta y ponerse a dirigir a su son una orquesta ese es Raphael, el que ha logrado llenar dos noches la 'casa de los ladrillos coloraos'.
Con su gira 'ReSinphonico', Raphael sigue en la brecha, con energías renovadas, pero siendo él, sin perder su esencia, aunque de acompañamiento musical lleve a toda una Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga, aunque cante a capella. Raphael es único. Un genio al que no le hacen falta lámparas para brillar.
Su concierto fueron más de dos horas de un no parar, de temas íntimos, de grandes éxitos como 'Mi gran noche', 'Qué sabe nadie', 'Digan lo que digan' o 'Yo soy aquel'. Más de dos horas en las que también dio tiempo de escuchar su villancico de 'El tamborilero' y desperdirse montando un 'Escándalo' y homenajeando a su público con el 'Como yo te amo'.
Supo a poco. El Gran Teatro Falla quería más, pero Raphael dejaba el escenario como lo dejan los grandes, con elegancia y el público en pie y a sus pies.
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