Hoy 18 de agosto de 2024 se cumplen 77 años de la explosión que sacudió la ciudad de Cádiz en 1947, un evento que dejó una marca imborrable en la memoria de los gaditanos. Aquel día, un depósito de explosivos de la Armada española, situado en la Base de Defensas Submarinas de la Armada, estalló de manera accidental, liberando una fuerza devastadora que transformó el paisaje urbano y cobró la vida de numerosos ciudadanos.

La explosión, originada por unas 200 toneladas de trinitrotolueno almacenadas en el Almacén n.º 1, ocurrió a las 21:45 horas, tiñendo el cielo de un rojo intenso y generando una nube de hongo visible desde toda la bahía de Cádiz, Huelva y algunos pueblos de Sevilla. El impacto fue tal que el fogonazo se observó desde Monte Hacho en Ceuta, y el ruido de la explosión fue escuchado hasta en Sevilla y Portugal, donde se creyó inicialmente que se trataba de un temblor sísmico.

La onda expansiva arrasó varios barrios de Cádiz, siendo los más afectados San Severiano, la Barriada España y Bahía Blanca. La devastación se extendió a numerosas infraestructuras, incluyendo el Hogar del Niño Jesús, donde fallecieron varios niños y hermanas de la Caridad, así como el sanatorio Madre de Dios y los astilleros de Echevarrieta y Larrinaga, que sufrieron explosiones menores. Edificios icónicos como la Catedral y el Gran Teatro Falla también resultaron dañados, y la zona extramuros de la ciudad quedó prácticamente destruida.

El vapor Plus Ultra, que había zarpado poco antes de la explosión desde Cádiz y se encontraba a unos 1.500 metros de distancia, fue alcanzado por escombros de hierro que cayeron en su parte posterior, provocando daños considerables. En medio de la confusión inicial, los residentes corrieron hacia el muelle, creyendo que había explotado un guardacostas atracado con un cargamento de pólvora, pero pronto se desmintió esta información. Los rumores continuaron, con algunos sugiriendo que el crucero Méndez Núñez había sido el origen de la explosión, lo cual también fue desmentido.

La catástrofe se originó en una zona entre Cortadura y las murallas de Cádiz, donde la Armada había almacenado unas 1.600 cargas explosivas, principalmente minas, torpedos y cargas de profundidad, heredadas de la Guerra Civil. La mayoría de estos explosivos, que llegaron a Cádiz desde Cartagena en 1943, se encontraban en un estado de deterioro alarmante, lo que contribuyó a la tragedia. Aunque 491 de las cargas no explotaron, las restantes reventaron casi al unísono, provocando la mayor catástrofe que se recuerda en Cádiz desde el maremoto de 1755.

El desastre no solo causó un número significativo de víctimas mortales, estimadas oficialmente en 150 personas, sino que también dejó a más de 5.000 heridos y destruyó cerca de 2.000 edificios, de los cuales 500 quedaron completamente en ruinas. Sin embargo, muchos gaditanos entrevistados tras el suceso sostuvieron que el número real de víctimas fue considerablemente mayor que las cifras oficiales.

La explosión también desencadenó una serie de acciones heroicas. Un joven teniente de Infantería de Marina, Francisco Aragón Ruiz, se distinguió por su valor al sentarse tranquilamente sobre una de las minas sin estallar y encender un cigarrillo para calmar a sus hombres, asegurándoles que ya no había peligro. Además, el capitán de corbeta Pascual Pery Junquera, junto a un grupo de marineros, evitó una segunda explosión al extinguir un incendio en el almacén de minas n.º 2, que contenía 98.000 kilos de trinitrotolueno. Su intervención fue crucial para evitar una tragedia aún mayor.

La versión oficial del suceso atribuye la explosión al mal estado de conservación de los explosivos, que habrían detonado debido al calor. No obstante, con el tiempo han surgido otras teorías, como la Hipótesis de la Nitrocelulosa, que sugiere que la explosión fue provocada por la descomposición espontánea del algodón pólvora presente en algunas cargas de profundidad alemanas, un explosivo obsoleto que ya había dejado de utilizarse tras la Primera Guerra Mundial.

El impacto de la explosión fue tal que las principales industrias de Cádiz, como Gas Lebón y los Astilleros de Echevarrieta y Larrinaga, quedaron completamente destruidas, al igual que las instalaciones militares de la Armada en el barrio de San Severiano. La infraestructura de la ciudad quedó gravemente afectada, con la vía férrea desaparecida, postes eléctricos volando por los aires y un apagón generalizado. La red de suministro de agua quedó inoperativa, dejando a la población sin abastecimiento, y las líneas telefónicas también se vieron interrumpidas.

Este domingo 18 de agosto de 2024, el Ayuntamiento de Cádiz ha organizado un acto de homenaje en conmemoración del 77 aniversario de la tragedia. La ceremonia se llevará a cabo a las 21:30 horas junto al monumento en homenaje a las víctimas, situado junto a la Plaza de San Severiano, y estará presidida por el alcalde de Cádiz, Bruno García. Este evento servirá para recordar a las víctimas de uno de los episodios más trágicos en la historia reciente de la ciudad y para rendir homenaje a la memoria colectiva de Cádiz, que sigue marcada por aquella fatídica noche de 1947.

 


 

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